domingo, 16 de febrero de 2014

entre muelles de una cama que chirría

Hundido entre muelles de una cama que chirría, disfrutando de una canción más, y por qué no volver a publicar (muy diferente de escribir). Mezclado entre sonrisas dibujadas por pequeños recuerdos del pasado, algunas que otras necedades que leo en el periódico y escucho en la radio me dejo soñar una vez más. Hoy mientras hacía meditación, o lo que creo que es meditar, ya que por el momento solo me concentro en mi respiración y voy dejando poco a poco la mente en blanco hasta sentir una pequeña paz que me cuesta encontrar en otros lugares. Cuando vas desprendiéndote de tus pertenencias y a la vez de las personas vas encontrando poco a poco en tu camino, un camino que en su momento leí en Siddharta, te das cuenta de lo que de verdad deseas es verte sonreír, ya seas tú, o la de más allá, o la que aún está mas lejos de aquí. Y por qué no sonreír con tu felicidad, sea conmigo o sea sin mi, me odies o te odie, te quiera o me quieras. Desear encontrarte en otro lugar y en otro tiempo es a veces un poco egoísta, porque es intentar guardar un poquito de ti en mí y lo siento, a veces no somos perfectos y nos dejamos guiar por nuestros sentimientos. 

Volviendo a Herman Hesse y la filosofía de Siddharta con el camino que cada uno seguimos para encontrar nuestro verdadero yo. Vuelvo sobre mis pasos a una tierra de lluvia y viento para reencontrarme con algo que añoraba pero que no está. Sentir de nuevo una manta fría de millones de gotas que apenas puedo ver y que empañan mis gafas mientras paseo es una sensación renacentista, me cautiva. Tras meses fuera (otra vez) me afianzo que no sé a donde pertenezco y si de verdad en algún momento pertenecí a algún sitio y eso a pesar de como suene, me reconforta. Me reconforta saber que hay miles de parajes que me esperan con los brazos abiertos. Déjate llevar conmigo o sin mi, pero déjate llevar por donde realmente quieras y vive con los ojos cerrados.