martes, 29 de noviembre de 2011

...déjame perderme entre la bruma de tus ojos, sumergiéndome en tus lágrimas, aprendiendo a reir con el eco de tus palabras, déjame quedarme a dormir esta noche a tu lado...
Anoche no conguí leer tu mirada, y al amanecer ahogué mis sentimientos en el fonde de una botella, pero aún así sigo saboreando la dulce miel de tus labios.

Desear coger mis alas y volar, zambullirme en las nubes empapándome las mejillas con la frescura de la mañana, escapar de un tic tac que retumba dentro de mí, hacer girar veletas que encarcelan mi sonrisa. Es sencillo ayudarme: toma el hierro y corta el viento con tu corcel, sortea montañas, mójate en los rios de la vida, gánale el pulso al sol y déjate acunar por la luna. En la senda te toparás con la oscuridad en forma de dragón que intentará absorber hasta el último de tus alientos, no temas mi salvadora, pues el miedo es el don de los sabios que se prepararan ante su adversario para no dejar de sonar el cantar de su armadura. Recuerda que no luchas sola: "y tus ejercitos serán las rocas y los pájaros del cielo". Cierra los ojos y dejándote llevar por los rujidos de un mar encabrotado y mengua las llamas de la oscuridad sin dejarte invador por la alegria, nunca se sabe cuando despertarán los murciélagos después de que el sol exale su último suspiro.

lunes, 28 de noviembre de 2011

se hace camino al andar

Manos. Manos y pies. Manos y pies temblando. Manos y pies temblando por la incertidumbre. Manos y pies temblando por la incertidumbre hacia todo lo desconocido. Manos y pies temblando por la incertidumbre hacia todo lo desconocido, mañana es mi primer día de universidad. Y es que al fin y al cabo este salto es uno de los más importantes de la vida de un estudiante, este y una borrachera, claro está. El mayor núcleo de información y conocimiento en las artes y las letras, en la ciencia, en la investigación y sobre todo, en esa capacidad arbitraria de pensar que nuestra mente empieza a desarrollar. Será el pilar dónde mi futuro se sustentará, es la clave del arco donde mi crecimiento como persona alcanzará su punto álgido, fue el contrafuerte donde se apoyaron los muros de la sabiduría pasada. El lugar donde estuvieron todos los que ahora admiro.

Hoy estoy dentro. La universidad lleva acogiéndome desde hace ya dos años. Con melancolía recuerdo lo veloz que fue para mí entablar amistades con los compañeros y futuros colegas. Entre disputas y acuerdos, entre desacuerdos y manifestaciones, entre risas y alguna que otra fiesta de más; he pasado noches en vela calculando, devanándome los sesos y resolviendo trabajos imposibles con esos compañeros que equivoqué llamando amigos. Los ha habido buenos, y los ha habido malos, pero de lo que ahora me doy cuenta es que no volverán esos momentos.

Ayer fue mi último día de universidad. Con titulo en mano hecho la vista atrás y me doy cuenta de muchas cosas. De que cuánta razón tenía Machado al decir aquello de “caminante, es el camino y nada más”, porque al final echamos la vista atrás y vemos esa senda, esa senda de crecimiento personal. Y ¿cuántos se acuerdan de todo lo que estudiaron, retuvieron y vomitaron en escasas dos horas? Yo tampoco. Y es este camino lo que me ha hecho crecer, madurar y saber a qué mundo me enfrento, que es lo que nos espera, y qué espera la vida de nosotros. No recuerdo clases de economía, ni de estructuras de los medios, ni de historia, ni de televisión. Recuerdo como un profesor nos enseñó a contrastar informaciones, a saber buscar y no dejarnos engañar, a manejar una cámara, a saber que no debo hablar igual a una persona que a un micrófono, a saber que realmente, no sé nada.