jueves, 27 de octubre de 2011

Del contrato al beso

Beep, beep… el móvil suena, un mensaje, y de final XX.
Año 1187, espadas arqueadas y afiladas dispuestas a matar, cientos de vastos hombres acampan a las lomas del castillo. La noche se cierra, no se oye nada, el viejo rumor del viento hace vibrar las tiendas. Miedo, solo se respira miedo y polvo. Todo parece que una gran batalla está a punto de ocurrir. A un lado los valientes atacantes, con sed de sangre, a otro, los futuros atacados, orgullosos de las piedras que les guardan, pero con el temor de que tarde o temprano esas piedras acabarán derretidas por el calor de Saladino. Solo su nombre ya causaba el pánico, pues se sabía que tras él, los cristianos no tenían cabida. Los cruzados, formados por templarios y hospitalarios, poco a poco fueron cayendo en las garras del sobrino del sultán de Egipto, encerrándoles entre los musulmanes y el precipicio de los Cuernos de Hattin. Los yelmos caían como fichas de dominó dispuestas una a una. El ejército de Saladino, arrasó con lo que se encontró a su paso, hasta conseguir la Vera Cruz, una sagrada reliquia. Jerusalén volvía a ser musulmán, los cristianos habían perdido Tierra Santa.

Terminada ya la contienda solo quedaba un mero paso, firmar las condiciones, un simple acuerdo legal. Que te quedas, que me quedo. Primera firma X, segunda firma X. Y para sellar el pacto, un beso. Porque un beso puede significar muchas cosas. Este artículo podía haber tratado sobre una tribu africana que considera que besarse es muy peligroso, puesto que creen que el alma se puede escapar por la boca. O sobre la cantidad de besos distintos que se dan en los diferentes países del mundo para saludarse. O sobre como un beso sella el vínculo creado tras la celebración del matrimonio entre dos cristianos. O sobre la traición y el beso de Judas. O sobre como relacionamos los besos y la paz durante una eucaristía. O sobre dos peces que nadan durante horas juntos con los labios pegados el uno sobre el otro. O sobre los beneficios que tienen los besos, como por ejemplo que ponemos en acción a más de 30 músculos, previene la caries, quemamos calorías, y como no, produce felicidad. XX

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