miércoles, 3 de julio de 2013

recuerdo

Tu sonrisa y nada más. Recuerdo que antes solo escribía para ti, dejandome los dedos y la vista. Ahora despues de todo, ya no me acuerdo de como era el sabor de una lengua geografica o eso que me hacías creer, pero es bonito echar la vista atrás de vez en cuando y acordarme de quién soy y quién ha pasado por aquí. Pasaron otras, ni mejores ni peores, simplemente diferentes a lo que estaba acostumbrado a ver, pero siempre me gustaron los retos enrevesados con algo de rareza. Ahora en la tranquilidad de mis atardeceres descanso la voz para conocer de verdad, como siempre he amado, conocer con las yemas de las manos, suavemente, bromeando con tu pelo, y enredandome con tus cosquillas, saboreando el olor que dejas al bailar...

Recuerdo que soy aquel que jugaba a atrapar tu sombra en los dias nublados, descubriendo cientos de rincones que ni sabías que existían por un cuerpo color nácar. Recuerdo algo que tenía olvidado. Paseabamos bajo soportales de Madrid y comenzó a llover una fina lluvía que algunos llaman calabobos, me dijiste que no habías besado a un chico bajo el agua, y yo que no había bailado bajo el mar, asi que lo hicimos. Moviéndonos en círculos sin separar nuestros labios, nos empapamos. Si cierro los ojos puedo oir la música...perdimos la razón...y es que todos los principios son finales que se ocultan disfrazados mientras elegimos cual cerramos y cual abrimos.

A veces es dificil escribir por escribir, pero por no perder la tierna costumbre de dejarme conocer un poco más por unos ojos que entremezclados con una eterna sonrisa (o eso creo) me animan un día más a dedicarle a esto no más de un rato.

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