sábado, 13 de abril de 2013

Ser tu confidente anclado en un momento en el que tengo que dejar de sentir, falsear en mi mente que éramos dos mitades, dos lenguas de fuego que al juntarse forman una sola llama, dos náufragos sin rumbo pero remando juntos hacia una isla que perdida en la inmensidad creí ver una isla, que no existe, que se ha perdido. Y ahora, desde la lejanía de tus palabras hechas castillos de arena huecos me doy cuenta de que no estás, que te has ido, que te has perdido en el camino. Un camino que no supimos recorrer juntos, que dejamos que las piedras entorpecieran nuestro paso, que ese gustito grande se esfumase por la escotilla de un barco a la deriva. Pero no importa pegui, no importa; no importa que cope mi tiempo con nubes que nieblan mi mente porque cada noche al acostarme estás ahí, inamovible. Y revivo momentos, y creo otros tantos nuevos llenos de experiencias que no existirán. Y justo en el breve espacio en el que no estás te echo en falta. Otras tantas sonrio, porque me siento gato, un gato azul que descubre que no va a volver a casa y presiento que tu estás en esa estrella y nunca se olvida que un día algo de ti fue mia.

Y es que esta es la historia de un ... domingo ... de no importa que més, y de un hombre sentado, de dulce mirada intentando descubrir que es lo que esconden tus ojos. Se rellena el vaso una y otra vez, con unas manos que ya apestan a tabaco húmedo y se agarra a su tabla de náufrago mientras resuena su eterna canción...na na nara naaaa....Una y otra vez tocan esa canción en su mente, hace que se sienta bien, y aunque sea triste esa melodía su sabor le recuerda a la miel, pues la derrota ya se fue. Al fondo del bar su rostro  que está reflejado en un espejo le devuelve más joven la piel, y sonriendo recuerdos de su niñez inundan su día...pero siempre hay borrachos que le sacan de ese paraiso y le recuerdan quien fue, quien es, el más joven amante rendido por una mujer. Ella siempre quiso echar raices cortando las alas de ambos, y en la jaula que ahora adorna con recuerdos para sonreir no se da cuenta de que la vida se le va. Exhalando una calada más no lamenta los pasos erróneos, y nunca deseó su mal, pero a ratos con furia golpea la mesa, y hasta dicen que hay algunos que le han visto llorar. Otra vez tu... na na nara naaaa... Hay un hombre solitario aferrado a sus recuerdos, una voz cercana le dice..."pareces cansado"...pero si aún no ha salido ni el sol... na na nara naaaa...

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