domingo, 7 de abril de 2013

Una voz dulce y suave acompaña mi tarde encendida, y perdido entre la cantidad de inputs que me llegan necesito parar, repirar, sentirme un poco más y luego quizás continuar. ¿Soñamos?

Aunque amanece de una manera que ciega mis ojos, poco a poco el gris de tu mirada me alerta que quizás llueva. Un gris que ahora solo veo en fotos corrohidas por el tiempo y la distancia. Decido pasear, airear mi mente con el humo de un cigarro. La primera calada me sabe a poco e intento aspirar con más fuerza, pero nada, el tabaco de liar a veces me desespera. Empiezo a sentir que la nicotina me recorre y me deja calmado, esta sensación no debe ser buena. Y como otro día más cierro los ojos y con ese fresquito que me golpea la cara paseo sin saber a dónde, con la compañía del ruido de la ciudad. Es hora de regalarse un momento, pienso, uno de esos momentos que son solo tuyos, que tienes que aprender a disfrutar. Y me siento en un banco a la atenta mirada de los perros que pasean con dueños absortos de su alrededor. Me lio otro cigarro y abro un libro por la mitad, y leo las dos páginas escogidas al azar. Y ahora a imaginar, quién es este personaje y porque está investigando un crimen, la chica con la que habla es su mujer, su novia, su compañera, será la asesina? Me pierdo en los pensamientos que mi mente deja volar... Es hora de volver a casa, de regresar a esas ideas que aturullan mis días, ¿dondé estaré mañana? Por el momento voy a abandonarme al sueño...

No hay comentarios:

Publicar un comentario